Sor Benigna

 



Cuando un alma se arrepiente, cuando detesta el pecado que tuvo la desgracia de cometer, cuando lo llora de todo corazón, ¿me creerás tan duro que no lo olvide? No conocerías mi Corazón si lo juzgases así. Mi Amante Corazón tiene tal hambre y sed de los pobres pecadores, que cuando un alma empieza a volverse a Dios, ya mi Corazón no se puede contener y corre a su encuentro”. 

            (Jesús a Sor Benigna, Escritos)

Comentarios

Entradas populares de este blog

Oración para irradiar a Cristo

La oración de la invisibilidad que nos dejó San Juan Pablo II