La oración de la invisibilidad que nos dejó San Juan Pablo II
En el nombre de Dios, de la Santísima Trinidad del Padre, del hijo unigénito y del Espíritu santo. ¡apártense espíritus malignos, para que no puedan ver, ni oír nuestras actividades o nuestros planes, y para que no puedan engañarnos ni perseguirnos, ni interferir en nuestros planes y proyectos o causar confusión en nuestros esfuerzos por servir a Dios! El Señor nuestro Dios les ordena que se aparten y nunca vuelvan! Oh SEÑOR, Santísimo y todopoderoso, haznos invisibles a nuestros enemigos. Amén.
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