Hay que vivir desde la Gracia de Dios
Para vivir en gracia y aumentarla,
debemos orar a diario,
recibir los sacramentos de la Eucaristía y Confesión,
escuchar la Palabra de Dios,
leer libros religiosos,
evitar malas amistades y las ocasiones de pecar.
Al confesar nuestro pecado renunciamos a él y debemos negarnos a reincidir.
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