Novena del Abandono de la Voluntad
Día 1
¿Por qué se confunden al preocuparse? Dejadme a mí el cuidado de vuestros negocios y todo mantendrá la calma. Le digo que todo acto de verdadera, ciega y completa rendición a mí me produce el efecto que deseáis y que resuelve toda complicada situación.
O Jesús, yo me entrego a Ti, ¡ocúpate de todo!
(Repítelo 10 veces)
Día 2
Entregarse a mí no significa ni inquietarse, ni estar amargado, ni perder la esperanza, ni tampoco significa ofrecerme una oración pidiéndome que le siga y transformarle la preocupación en oración. Está en contra de esta entrega, profundamente en contra, la preocupación, el estar nervioso y pensar en las consecuencias de todo. Es como la confusión que sienten los críos cuando les piden a su madre atender a sus necesidades, y luego intentan ocuparse de esas necesidades por sí mismos con el fin de que sus intentos se entrometan en el camino de su madre. Rendir significa cerrar plácidamente los ojos del alma, rechazar los pensamientos de tribulación y ponerse en mi cuidado, para que sólo yo actúe, diciendo “Ocúpate tu”.
Oh Jesús, yo me entrego a Ti, ¡ocúpate de todo!
(Repítelo 10 veces)
Día 3
¡Cuántas cosas realizo cuando el alma, tanto en sus necesidades espirituales como en aquellas materiales, se vuelve a mí, me mira y diciéndome: “Jesús, ocúpate Tú de ello”, cierra los ojos y reposa. Obtenéis pocas gracias cuando os atormentáis por producirlas, sin embargo tenéis muchísimas cuando la oración es un encomendarse plenamente a mí. En el dolor, vosotros oráis para que yo obre, pero para que obre como creéis que debo obrar… No os dirigís a mí, sino que queréis que yo me adapte a vuestras ideas; no sois enfermos que piden al médico que les cure, sino que le sugerís la cura. No obréis así, sino orad como os he enseñado en el Padrenuestro:
Santificado sea tu nombre, es decir, sed glorificado en esta necesidad mía.
Venga a nosotros tu reino, o sea, todo contribuya a tu reinado en nosotros y en el mundo.
Hágase tu voluntad así en la tierra, como en el cielo, es decir, dispón Tú, en esta necesidad, como mejor te parezca en lo tocante a nuestra vida temporal y eterna.
Si me decís de verdad: “hágase tu voluntad”, que es lo mismo que decir: “Jesús, ocúpate Tú de ello”, yo intervendré con toda mi omnipotencia y venceré las mayores dificultades.
Oh Jesús, yo me entrego a Ti, ¡ocúpate de todo!
(Repítelo 10 veces)
Día 4
Mira, ¿tú ves que la enfermedad apremia en vez de menguar? No te turbes, cierra los ojos y dime con confianza: hágase tu voluntad, “Jesús, ocúpate Tú de ello”.
Te digo que así lo haré y que intervendré como médico, y que hasta obraré un milagro cuando fuere menester. ¿Ves que el enfermo empeora? No te desanimes, sino cierra los ojos y di: “Jesús, ocúpate Tú de ello”. Te digo que yo me ocuparé, y que no hay medicina más poderosa que una intervención mía de amor. Me ocuparé de ello sólo cuando cerréis los ojos.
Oh Jesús, yo me entrego a Ti, ¡ocúpate de todo!
(Repítelo 10 veces)
Día 5
Y cuando yo os tenga que liderar por un camino diferente al que vais, yo os prepararé; os llevaré en brazos; dejaré que os encontréis, como cuando los niños duermen en brazos de sus madres, al otro lado del río. Lo que os preocupe y os duela inmensamente son vuestra razón, vuestros pensamientos y preocupaciones, y vuestro deseo de afrontar lo que os afecta.
Oh Jesús, yo me entrego a Ti, ¡ocúpate de todo!
(Repítelo 10 veces)
Día 6
No descansáis nunca, queréis valorarlo todo, escudriñarlo todo, pensar en todo, y os abandonáis así a las fuerzas humanas, o peor, a los hombres, confiando en su intervención. Es esto lo que obstaculiza, impide mis palabras y mis cálculos. ¡Oh, como deseo vuestro abandono para beneficiaros!, ¡Y cuanto me aflijo al veros turbados! Satanás tiende precisamente a esto: a turbaros para apartaros de mi acción y arrojaros a la merced de las iniciativas humanas.
Confiad por eso sólo en mí, reposad en mí, abandonaos a mí en todo.
Oh Jesús, yo me entrego a Ti, ¡ocúpate de todo!
(Repítelo 10 veces)
Día 7
Yo obro milagros en proporción del pleno abandono en mí, y a la ausencia de preocupaciones vuestras. ¡Yo derramo tesoros de gracia cuando vosotros estáis en la plena pobreza! Si apreciáis vuestros recursos, por pocos que sean, o si los buscáis, os halláis en el campo natural de las cosas, que es a menudo frecuentemente obstaculizado por Satanás. Ningún razonador o ponderador ha hecho milagros, ni siquiera entre los santos: obra divinamente quien se abandona a Dios.
Cuando veas que las cosas se complican, di con los ojos del alma cerrados: “Jesús, ocúpate Tú de ello”. Y distráete, apártate de ti porque tu mente es penetrante… y para ti es difícil ver el mal y tener confianza en mí. Haz así para con todas tus necesidades; obrad así todos y veréis grandes, continuos y silenciosos milagros. Os lo aseguro por mi amor. Y yo me ocuparé de ello, os lo aseguro.
Oh Jesús, yo me entrego a Ti, ¡ocúpate de todo!
(Repítelo 10 veces)
Día 8
Cerrad los ojos y dejaos llevar por la fluida corriente de mi gracia; cerrad los ojos y no pensad en el presente, alejando, del futuro, los pensamientos, igual que lo haríais de la tentación. Reposad en mí, confiad en mi bondad y os prometo por mi amor que si decís “Jesús, ocúpate tu” que yo me ocuparé de todo; yo os consolaré, os liberaré y os guiaré.
Oh Jesús, yo me entrego a Ti, ¡ocúpate de todo!
(Repítelo 10 veces)
Día 9
Rogad siempre con esta disposición de abandono y tendréis gran paz y grandes frutos, incluso cuando yo os concedo la gracia de la inmolación de reparación y de amor, que importa el sufrimiento. ¿Te parece imposible?.
Cierra los ojos y di con toda el alma: “Jesús, ocúpate Tú de ello”. No temas, me ocuparé de ello y bendecirás mi Nombre humillándote. Mil plegarias no valen lo que un solo acto de abandono vale: recordadlo bien. No hay novena más eficaz que esta:
¡Oh Jesús me abandono en Ti, OCÚPATE TÚ DE ELLO!
(Repítelo 10 veces)
Madre, soy tuyo ahora y siempre.
A través de ti y contigo siempre quiero pertenecer completamente a Jesús.
Amén
Padre Dolindo Ruotolo
Comentarios
Publicar un comentario