En el nombre de Dios, de la Santísima Trinidad del Padre, del hijo unigénito y del Espíritu santo. ¡apártense espíritus malignos, para que no puedan ver, ni oír nuestras actividades o nuestros planes, y para que no puedan engañarnos ni perseguirnos, ni interferir en nuestros planes y proyectos o causar confusión en nuestros esfuerzos por servir a Dios! El Señor nuestro Dios les ordena que se aparten y nunca vuelvan! Oh SEÑOR, Santísimo y todopoderoso, haznos invisibles a nuestros enemigos. Amén.
San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio. Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde súplica. Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial, con el poder que Dios te ha conferido, arroja al infierno a Satanás, y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén. Padre nuestro Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, venga a nosotros tu Reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén. Ave María Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
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